Hoy hablo desde la indignación y es que no entiendo porque, por lo menos en España, cuesta tanto encontrar ropa que se ajuste al cuerpo de una embarazada y que sea linda, es decir ropa premamá pero con onda.
Cuando a una se le empieza a notar la pancita y la ropa le queda demasiado ajustada e incómoda en la zona del vientre comienza la “Temporada de Compras”.
Primera vez comprando ropa premamá
La primera vez que sales en busca de ropa premamá, esa que se adapte a tu nueva figura te sientes esperanzada y alegre.
Decides ir a tiendas especializadas en ropa premamá y entras en la primera con esa ilusión de primeriza.
Comienzas a mirar la ropa y todo parece insulso, blusas con corte por debajo del pecho terminados en lazo, vestidos sin forma y con estampados que no utiliza ni mi abuela, que por cierto ambas son mujeres muy coquetas, ¡Y ni se me ocurre hablar de la lencería!
Cuando al fin encuentras alguna cosa que medianamente te gusta, miras la etiqueta y al ver el precio dejas la prenda delicadamente en su lugar y sales inmediatamente de la tienda. Te dices a ti misma que justo fuiste a elegir la peor de las tiendas de ropa premamá, pero al poco tiempo te das cuenta de que las demás son exactamente iguales.
¿Y las Tiendas Convencionales?
Decides probar suerte en las tiendas convencionales, aunque con solo poner un pie en la tienda te das cuenta de que más del 80% de las prendas tienen corte en la cintura, esa parte del cuerpo que cuando estas embarazada se ve más afectada, a parte de las caderas y el trasero, por supuesto.
Pero no pierdes la esperanza y rebuscando encuentras algunas cosas que te interesan y que calculas que te van a entrar. Coges siempre tu talla y una talla más, por las dudas de lo elástico que pueda ser el tejido.
En la cola de los probadores suele haber alguien que te mire como si fueras un unicornio púrpura pero a estas alturas del día y con el cansancio y desesperación interior, te da igual, lo que necesitas ahora solo es verte atractiva, que durante el embarazo entre los cambios de cuerpo y la revolución de hormonas el autoestima está por los suelos.
Después de probarte demasiadas prendas consigues dos o tres que te quedan bien, pagas un precio razonable por ellas y sales con una semi-sonrisa, ya que aunque conseguiste un par de conjuntos bonitos perdiste todo un día para encontrarlos
Llegas a casa reventada, los pies, las piernas y la cabeza te duelen y lo único que quieres es tirarte en el sofá y no hacer nada, pero en cambio te pones tu ropa nueva y se la muestras al primero que encuentres por la casa, como si es el gato, te da igual. Al fin y al cabo encontrar ese conjunto que cumple las características de entrarte y que te haga sentir guapa te costó mucho tiempo y esfuerzo.