Eleonora Gaydou | Entre relatos

Salto al Vacío

Eleonora Gaydou

Mateo no estaba seguro de si era una señal maravillosa o el presagio de un desastre pero sí sabía que en realidad no importaba lo que él pensara, ya estaba metido ahí y no había vuelta atrás. Miró nuevamente el teléfono esperando que sucediera algo más que le aclarara si seguir adelante o no. Nada pasó y tuvo que aceptar que debía correr el riesgo. Cogió su abrigo y salió del café. Mientras la puerta se cerraba detrás de él se puso rápidamente el abrigo y se lo cerró hasta el cuello. Llovía y el viento frío le pegó en la cara. Camino con decisión, la calle estaba casi desierta y las pocas personas que había se refugiaban bajo los salientes de los edificios a espera de que la lluvia amainara.

El mensaje que acababa de recibir seguía resonando en su cabeza. Lo había tomado por sorpresa y cada una de sus palabras lo había desconcertado. Pero se había decidido, sí, con cada paso que daba estaba más seguro de que era lo correcto, y sino.. sino por lo menos lo habría intentado. No se iba a quedar nuevamente con el “y si hubiera”, ya lo había hecho antes, muchas veces, y la verdad no le había llevado a ningún lado ¿o si? No, era verdad que tenía una carrera prominente, una situación económica envidiable, horarios y flexibilidad que pocos podían disfrutar y una familia estupenda que siempre lo apoyaba. Pero en el fondo sabía que algo faltaba en su vida, lo llevaba sintiendo hacía tiempo y nada de todo eso, bueno tal vez su familia sí, pero todo el resto no tenía importancia si no lo intentaba, si se quedaba otra vez cómodo y seguro cómo ya había hecho muchas veces antes. Por una vez se lo iba a jugar todo, como nunca se había animado a hacer. “El pragmático y cauto Mateo” así era como lo conocían todos… Todos excepto ella y esta vez la vida le daba otra oportunidad y no pensaba desaprovecharla. 

Ensimismado en sus pensamientos siguió caminando con paso seguro estaba empapado y casi había llegado al portal. Los nervios y las dudas lo invadieron. Los hizo a un lado. Se paró frente a la puerta amarilla y respiró hondo. Apretó con su dedo el timbre del 2ºB. El ruido de la calle y los coches al pasar desaparecieron, dejo de escucharlos, lo único que sentía era su corazón bombeando a mil por hora ¿Por el esfuerzo físico? podía ser, pero estaba más que seguro que se debía a los nervios. Estaba a punto de saltar al vacío y no había red de contención. Espero. Escuchó su voz preguntando quién era. Le costó hablar, la voz sonó más ronca de lo habitual y solo pudo decir su nombre, nada más.

Se hizo el silencio, los nervios comenzaron a crecer en su interior, de pronto se escuchó un zumbido eléctrico y la puerta se desbloqueo. Le había abierto, una tímida sonrisa se dibujó en su rostro. Soltó todo el aire que estaba reteniendo sin darse cuenta en los pulmones, empujó la puerta y dió un paso hacia el interior del edificio.

Mateo no estaba seguro de si era una señal maravillosa o el presagio de un desastre pero iba a averiguarlo.

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